Precalienta el horno a 180ºC con calor arriba y abajo y ventilador mientras preparas las patatas.
Lava las patatas, pélalas y córtalas en rodajas de aproximadamente medio centímetro.
Echa un chorrito de aceite de oliva en la bandeja de horno que vayas a utilizar y pon encima una cama con las patatas y las hojas de laurel.
Échales por encima la mitad del vino blanco, el caldo de pescado y el zumo de medio limón, en este orden. A continuación vierte por encima un chorrito de aceite y sal y pimienta al gusto.
Hornea las patatas durante unos 40 minutos a 180ºC, la idea es que se cocinen y queden tiernas pero sin llegar a dorarse antes de poner también el besugo.
Mientras lava el besugo bien bajo un chorro de agua fría, escúrrelo y sécalo con papel de cocina y hazle unos cortes en la piel y carne pero sin llegar a la raspa central (con 3 está bien), para que se hornee perfectamente y no quede crudo por dentro. De la mitad del limón que te queda, parte 2 rodajas de limón por la mitad y colócalas en los cortes.
Mientras pela la primera capa de las cebolletas, lávalas, sécalas, retírales las raíces y déjales un poco de la parte verde. Córtalas en cuartos y cada cuarto por la mitad.
Pela los ajos y córtalos en rodajas finas.
En una sartén a temperatura media echa un chorrito de aceite, los ajos y las guindillas partidas por la mitad, y cuando empiecen a dorarse incorpora las cebolletas y deja que se cocinen poco a poco para que queden tiernas pero sin dorarse.
Cuando las patatas estén tiernas, saca la bandeja, reparte por encima las cebolletas con los ajos y las guindillas y coloca en medio el besugo. Riega por encima con la otra mitad del vino y escurre la puntita de limón que te habrá quedado después de cortar las rodajas. Échale sal y pimienta y el pan rallado por encima.
Introduce la bandeja en el horno, en el que deberás dejar activas solo la resistencia superior e inferior (sin ventilador), y hornéalo entre 20 y 25 minutos si es de 1 Kg, si es más o menos grande deberás darle más o menos tiempo, aproximadamente 10 minutos más por cada Kg extra.
Para saber que está listo, verás que el ojo se ha vuelto opaco y la carne se separa fácilmente de las espinas. Para ello puedes levantar la carne de pescado en la apertura del estómago y comprobar su punto.
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