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GAMBAS AL AJILLO
INGREDIENTES:
- 1 kg. de gamba congelada o fresca
- 20 dientes de ajos
- 2 guindillas secas (también valen las pimientas de cayena)
- Aceite de oliva virgen extra (unas 20 cucharadas)
- Sal y pimienta negra recién molida (al gusto)
- Opcional (no válido para puristas de esta receta) 1 chorrito de vino blanco o incluso un toque de vinagre de Jerez. Y si queréis decorar un poco de perejil fresco picado.
COMO LIMPIAR LAS GAMBAS:
- Tenemos dos opciones tal como os he comentado, gamba fresca o congelada. Si las gamba es fresca les sacamos la cabeza y cola. Si están peladas este paso lo obviáis.
- Ponemos las gambas en un cuenco y lavamos para retirar impurezas. Secamos con un trapo de algodón o papel absorbente.
- Si la gamba es congelada, lo mejor es dejarlas el día antes en la nevera y que se descongelen poco a poco. Utilizamos para ello un bol con un colador o cualquier otro recipiente en el que el agua pueda escurrirse sin estar en contacto con las gambas.
- Escurrimos bien el agua al día siguiente. Secamos al igual que si fuesen frescas.
- En cualquiera de las 2 opciones le quitamos el intestino y sazonamos con sal al gusto. Reservamos.
PREPARACION:
- En una cazuela (de barro si tenéis, sino en una de las que tengáis en casa) y ponemos el aceite de oliva virgen extra con las guindillas.
- Pelamos los dientes de ajo y cortamos en rodajas finitas.
- Calentamos y doramos los dientes de ajo laminados, que se doren, no queremos que nos den un sabor quemado.
- Un truco es retirar estos ajos (casi chips) y seguir con la receta, se incorporarían al final del todo. Así logramos el ajo en su punto y se hidrata con parte del caldo que suelta la gamba. La perfección en las gambas al ajillo.
- Echamos las gambas previamente escurridas al aceite. Subimos la temperatura y salpimentamos al gusto.
- En un minuto el aceite cambiará de color, no os asustéis, la gamba suelta su caldo y con la temperatura, emulsiona.
- Añadimos las guindillas y los ajos. Removemos e juntamos sabores.
- Servimos inmediatamente en cuanto esté la gamba en su punto justo de cocción, jugosa y con ese punto picante delicioso.
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